Que el amor infinito que Aída sembró en cada corazón sea la luz que guíe nuestros pasos en los días de oscuridad, recordándonos la importancia de la gratitud en los pequeños detalles. Con el coraje que la caracterizaba, enfrentemos los desafíos con valentía y la resiliencia de un espíritu eterno. Que su recuerdo nos inspire a abrazar la vida con alegría y esperanza, encontrando la paz en cada atardecer que nos regala un nuevo amanecer. Aída será eternamente recordada en el amor que compartió y en la huella imborrable que dejó en nuestros corazones.
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13 de junio de 2019