En memoria de Adolfo Sáenz-Villarreal Montaña, recordemos que el amor perdura más allá de la ausencia, infundiendo coraje en cada latido del corazón. Que la resiliencia sea nuestra llama interior, guiándonos a través de la oscuridad hacia la luz de la esperanza. En cada lágrima derramada, cultivemos la gratitud por los momentos compartidos y aprendamos a abrazar la paz que reside en nuestro ser. Que su legado nos inspire a vivir con autenticidad y compasión, recordando que en cada amanecer, la promesa de un nuevo comienzo nos aguarda con infinitas posibilidades.
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20 de junio de 2019