En el legado de Adriano María García encontramos la fortaleza para abrazar la vida con coraje, la capacidad de renacer en la adversidad y la gratitud por cada instante vivido. Su amor incondicional y su ejemplo de resiliencia nos guían en la búsqueda de la paz interior. Recordemos su luz como un faro que ilumina nuestro camino, recordándonos que en cada desafío hay oportunidad de crecimiento. Que su memoria sea un recordatorio constante de que, a pesar de los obstáculos, el amor y la esperanza siempre encontrarán un lugar en nuestros corazones.
Publicado en el archivo
18 de octubre de 2019