En el corazón de cada amanecer, florece el recuerdo de Alejandra, irradiando amor inquebrantable y coraje infinito. Su luz guía nuestros pasos con resiliencia y gratitud, recordándonos que en cada desafío y en cada lágrima, también habita la semilla de la paz interior. Que su legado nos inspire a abrazar la vida con valentía y esperanza, sabiendo que en cada nuevo amanecer, encontramos la fuerza para seguir adelante, transformando el dolor en amor y la oscuridad en luz. Que su memoria sea el faro que ilumine nuestro camino hacia un futuro lleno de amor y esperanza.
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9 de febrero de 2024