Que la luz del amor guíe cada paso hacia un nuevo amanecer, lleno de coraje y resiliencia. Que la gratitud por los momentos compartidos con Alejandro Francisco Javier Correa Correa llene nuestros corazones de paz. Recordemos que en cada desafío hay una oportunidad de crecimiento. Sigamos adelante con fe y esperanza, sabiendo que en la oscuridad también podemos encontrar belleza y aprendizaje. Cada lágrima derramada es un recordatorio de nuestro amor y conexión eterna. En los recuerdos, en la bondad y en el amor mutuo, encontraremos consuelo y fuerza para seguir adelante.
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20 de mayo de 2020