Que la luz del amor que Alfonso Fernando Olivios Carrasco compartió continúe iluminando nuestros caminos, infundiendo coraje en nuestros corazones y fortaleciendo nuestra resiliencia. En cada amanecer, recordemos la gratitud por haber cruzado nuestros senderos, dejando un legado de paz y bondad. Sigamos adelante con la certeza de que en su memoria florecerá un jardín de esperanza, donde los recuerdos se convierten en abrazos cálidos que nos guían en la oscuridad. Que su amor perdure en nuestros corazones, recordándonos que en cada desafío hay una oportunidad para crecer y brillar.
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28 de febrero de 2024