En memoria de Amelia Quijada, dejemos que el amor y la gratitud guíen nuestros corazones, recordando su coraje y resiliencia como fuente de inspiración. Que su legado de paz nos enseñe a abrazar la vida con esperanza, fortaleciendo nuestra fe en cada amanecer. En cada sonrisa, en cada lágrima, en cada suspiro, encontremos la fuerza para seguir adelante, celebrando la belleza de cada instante con humildad y agradecimiento. Que el recuerdo de Amelia nos recuerde que, en la oscuridad, siempre podemos encontrar la luz que nos lleva hacia un nuevo día lleno de posibilidades.
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8 de enero de 2020