En la suave brisa de la memoria, Aníbal Ignacio sigue iluminando nuestro caminar con la sencillez de su ser. Que su recuerdo nos inspire a abrazar cada instante con gratitud y a cultivar la paz en nuestro interior, recordando que en la humildad reside la verdadera grandeza. Sigamos adelante con amor en el corazón y esperanza en el horizonte, sabiendo que su luz perdura en cada sonrisa, en cada acto de bondad, en cada mirada compasiva. En su legado encontramos la fortaleza para seguir adelante, confiando en que en la calma de nuestro ser encontraremos la serenidad necesaria para enfrentar cualquier desafío.
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26 de mayo de 2019