En el jardín de la vida, cada flor es única y especial, como lo fue Ana Beatriz. Que su luz continúe guiándonos hacia un camino de amor y gratitud, recordándonos la importancia de la resiliencia y la esperanza. En esos momentos de silencio, donde las lágrimas se convierten en recuerdos, que el coraje sea nuestro compañero de viaje, brindándonos fuerza para seguir adelante. En la calidez de sus recuerdos, encontremos la paz necesaria para abrazar cada nuevo amanecer con valentía y fe, sabiendo que el amor perdura más allá del tiempo y el espacio.
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22 de mayo de 2020