En el jardín de la vida, las flores del recuerdo de Arema Kraunik Campos florecen con amor inquebrantable, coraje eterno y una paz que trasciende el tiempo. Que su resiliencia nos inspire a abrazar cada amanecer con gratitud, a caminar con paso firme en medio de las sombras y a encontrar luz en los rincones más oscuros. Recordemos su valentía con corazones llenos de esperanza, y sepamos que cada desafío es una oportunidad para crecer y renovarnos. Que su legado sea un faro de amor que guíe nuestros días con bondad y compasión sincera.
Publicado en el archivo
2 de febrero de 2020