En el corazón de la memoria de Carlos Félix Zuñiga Correa, florece la semilla del amor eterno, la llama del coraje inquebrantable y la fortaleza de la resiliencia. Que su legado inspire gratitud por cada instante vivido y paz para abrazar el futuro con esperanza. En cada suspiro, en cada sonrisa, en cada lágrima, recordemos que somos capaces de trascender la adversidad con la luz que irradia el amor perdurable. Sigamos el camino con valentía, amando con intensidad y cultivando la esperanza que sostiene nuestros sueños más profundos.
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31 de marzo de 2024