En el jardín de la vida, las flores de amor y gratitud que sembró Carmen Burotto Díaz siguen floreciendo, recordándonos la belleza de su alma. Su coraje y resiliencia brillan como estrellas en la oscuridad, guiándonos hacia la paz interior. A través de sus recuerdos, aprendemos que el amor es el puente que une el ayer con el mañana, y que la esperanza es la semilla eterna que germina en nuestros corazones. Sigamos su legado con fuerza y valentía, sabiendo que su luz nunca se apaga, sino que brilla en cada amanecer con renovada intensidad.
Publicado en el archivo
4 de abril de 2020