En el legado de Carolyn Marlen perdura un brillante resplandor de amor incondicional, que nos enseña que en cada amanecer encontramos fuerza para abrazar la vida con gratitud y valentía. Enraizados en la tierra, como árboles firmes que desafían las tormentas, recordamos que la resiliencia nos eleva hacia nuevos horizontes de esperanza. En la suavidad del viento, en el cálido abrazo del sol, encontramos la paz que nos invita a seguir adelante con fe en nuestros corazones. Que su memoria sea un faro luminoso de luz que guíe nuestro camino hacia un mañana lleno de promesas.
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11 de abril de 2020