En el legado de Cecilia Domínguez de Lafuente encontramos el amor que reconstruye corazones heridos, la valentía que enfrenta la adversidad con coraje, la resiliencia que nos enseña a levantarnos una y otra vez. En cada lágrima derramada hay un mar de gratitud por las lecciones aprendidas, por los momentos compartidos, por el amor incondicional recibido. Que su memoria nos inspire a abrazar la vida con esperanza, a cultivar la paz interior que trasciende las tormentas. En cada amanecer recordemos su luz, su fuerza, su amor eterno.
Publicado en el archivo
20 de agosto de 2019