En el corazón de quienes le amaron, el legado de Eduardo Abraham Zúñiga Baettig perdurará como un faro de coraje y gratitud. Su vida nos enseña a abrazar la resiliencia con amor inquebrantable y a encontrar paz en la adversidad. Que su memoria inspire en cada uno de nosotros la fortaleza para seguir adelante, recordando siempre que en los momentos más oscuros también pueden germinar semillas de esperanza. En cada amanecer, en cada suspiro, encontremos el valor de abrazar la vida con generosidad y bondad, sabiendo que unidos somos más fuertes.
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9 de junio de 2019