Recordemos a Eliana como un faro de amor inquebrantable, un ejemplo de coraje en la adversidad y un símbolo de resiliencia ante la tormenta. Su legado nos invita a abrazar la gratitud por cada instante, a cultivar la paz en nuestros corazones y a seguir adelante con la mirada puesta en un horizonte lleno de promesas. Que su luz perdure en nosotros, guiándonos con su fuerza serena y recordándonos que, en cada amanecer, reside la esperanza de un nuevo comienzo. Que su espíritu nos inspire a vivir con pasión y propósito, siempre con amor y bondad.
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29 de marzo de 2020