En el jardín de la vida, el recuerdo de Elisa florece con amor y gratitud eternos. Que su coraje y resiliencia iluminen nuestro camino, recordándonos que en la oscuridad siempre habrá una estrella de esperanza. Que su memoria nos inspire a abrazar cada día con bondad y compasión, regalando paz a nuestro corazón y fortaleza a nuestra alma. En cada suspiro, en cada sonrisa, en cada lágrima, su luz perdura, recordándonos que el amor verdadero trasciende la distancia. Que su legado nos impulse a vivir con propósito y a abrazar la vida con valentía y fe inquebrantable.
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17 de enero de 2020