En el legado de Elizabeth Sepúlveda Cornejo perdura un canto de amor y coraje que nos invita a abrazar la vida con gratitud y esperanza, a pesar de las tormentas. Que su resiliencia nos inspire a cultivar la paz interior y a seguir adelante con valentía, recordando que cada amanecer nos regala una nueva oportunidad para ser luz en medio de la oscuridad. Que su memoria sea un faro de esperanza, guiándonos en nuestro propio camino de amor y crecimiento. Que su espíritu nos recuerde que, en la adversidad, también florece la belleza.
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27 de julio de 2019