Que la ausencia física de Elvira Gallego Rodríguez sea transformada en una presencia etérea y amorosa, que guíe nuestros pasos con coraje y esperanza. Recordemos su resilencia, su gratitud por la vida y su paz interior como un faro en medio de la oscuridad. Cada lágrima derramada sea un tributo de amor sincero, cada suspiro un recordatorio de su legado de fortaleza. En su memoria, abracemos con gratitud cada instante, viviendo con plenitud y amor, sabiendo que su luz sigue brillando en cada amanecer. Que la memoria de Elvira sea un canto de amor que nos inspire a seguir adelante con esperanza.
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23 de febrero de 2024