En el jardín de la vida, Emilia María Inés Chaigneau Alcazar sembró amor incondicional y coraje inquebrantable. Su legado florece en la resiliencia de quienes abrazan la gratitud y encuentran la paz en los recuerdos compartidos. Que su luz guíe nuestros pasos, recordándonos que en la oscuridad siempre hay estrellas brillando. Que su memoria sea un faro de esperanza en los momentos de incertidumbre, recordándonos que el amor perdura más allá de la distancia. Sigamos adelante con valentía y bondad, honrando su espíritu eterno con cada paso que damos.
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5 de diciembre de 2019