En la eterna danza de la vida, recordamos a Enzo con gratitud y amor, honrando su coraje y resiliencia. Que su luz brille en nosotros, inspirándonos a abrazar la paz en medio de la tormenta, a sembrar semillas de esperanza en cada corazón. Sigamos adelante con valentía, sabiendo que cada amanecer nos regala la oportunidad de crecer y sanar. Que el legado de Enzo nos recuerde la belleza de la conexión humana y el poder transformador del amor incondicional. En cada suspiro, en cada latido, encontramos la fuerza para seguir adelante con esperanza.
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17 de febrero de 2020