En el legado de Ermelinda Sara Sánchez Paniagua florece un jardín de amor eterno y coraje inquebrantable, recordándonos la resiliencia que yace en nuestros corazones. Cada paso que damos está impregnado de gratitud por los momentos compartidos y la paz que encontramos en su recuerdo. Que su luz guíe nuestros caminos, inspirándonos a abrazar la vida con esperanza y optimismo. En cada amanecer, en cada suspiro, su espíritu perdura, recordándonos que el amor verdadero nunca desaparece, sino que se transforma en un faro de esperanza en medio de la oscuridad.
Publicado en el archivo
19 de octubre de 2019