En el suave susurro del viento, encontraremos la paz que necesitamos para sanar nuestros corazones heridos y seguir adelante con la luz de la esperanza como guía. Cada lágrima derramada se convierte en la semilla de un nuevo comienzo, recordándonos que en la oscuridad más profunda aún brilla la chispa de la vida. Que la memoria de Felipe Jesús Correa Orezzoli sea un faro de amor eterno que nos impulse a abrazar la humildad, la serenidad y el perdón, recordándonos siempre que en cada amanecer hay una nueva oportunidad para renacer con fuerza y nobleza.
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15 de mayo de 2019