En la memoria de Fernando Ignacio Saavedra Correa, recordemos que el amor y la gratitud son semillas que perduran en el tiempo, cultivando la paz en los corazones que aprenden a abrazar la resiliencia con coraje. En medio de la tristeza, florece la esperanza como un rayo de luz que guía el camino, recordándonos que cada día es una oportunidad para amar con intensidad y vivir con propósito. Que su legado inspire a cada uno a abrazar la vida con valentía, sabiendo que, en cada amanecer, encontraremos motivos para sentirnos agradecidos y seguir adelante con bondad y compasión.
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3 de marzo de 2020