En el legado de Francisco Achurra Larraín perdura un canto de amor eterno que inspira coraje y resiliencia en cada corazón. Que su luz nos guíe hacia la gratitud por lo vivido y la esperanza por lo que está por llegar. Recordemos que en cada anochecer se oculta el dolor, dejando espacio para el amanecer de la paz interior. Sigamos adelante con la certeza de que cada nuevo día es una oportunidad para tejer con hilos de amor un futuro luminoso y lleno de esperanza. Que la memoria de Francisco sea un faro de inspiración y consuelo en nuestro camino.
Publicado en el archivo
24 de abril de 2024