Que la luz del amor que Gonzalo Bonilla Soto sembró en cada corazón perdure como un faro de esperanza, iluminando el camino con coraje y resiliencia. En cada amanecer, recordemos con gratitud su legado de bondad y generosidad, inspirándonos a ser mejores y a abrazar la vida con paz en el alma. Que su memoria nos enseñe que, aunque la ausencia duela, el amor compartido es eterno y nos sostiene en tiempos difíciles. Sigamos adelante con valentía, sabiendo que en la unión de nuestros corazones encontraremos la fuerza para seguir adelante.
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12 de abril de 2020