Que el amor que Graciela Alvarado de Harding sembró en corazones continúe floreciendo, recordándonos el coraje de enfrentar desafíos con resiliencia. En cada amanecer, que la gratitud por las lecciones aprendidas nos guíe a abrazar con valentía el futuro incierto. Que su legado de paz interior inspire nuestros pasos, recordándonos que la luz siempre podemos encontrar en la oscuridad. En cada lágrima derramada, en cada sonrisa compartida, encontremos la fuerza para seguir adelante con esperanza, sabiendo que el amor perdura más allá del tiempo y el espacio.
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23 de noviembre de 2019