En el jardín de la vida, las semillas que Henry sembró con amor y coraje florecen eternamente, recordándonos que la resiliencia es la fuerza que nos impulsa a seguir adelante. Que su legado de gratitud y paz nos inspire a abrazar cada amanecer con esperanza y gratitud en nuestros corazones. A través de sus huellas, encontramos el recordatorio de que incluso en la oscuridad más profunda, la luz de la compasión y la bondad puede brillar intensamente. Que su memoria sea un faro que nos guíe hacia un mañana lleno de amor y sabiduría.
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6 de agosto de 2019