En la quietud de los recuerdos, florece la semilla del amor perpetuo que Jorge sembró en cada corazón. Que su luz guíe nuestros pasos con humildad y serenidad, recordándonos que en cada amanecer hay esperanza por florecer. Su legado nos invita a abrazar la vida con gratitud y a seguir adelante con la certeza de que el amor perdura más allá de la distancia. Que su espíritu nos inspire a cultivar la bondad en cada gesto, y a recordar que en la eternidad de sus enseñanzas, encontramos la fuerza para seguir avanzando con esperanza en el camino de la vida.
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19 de mayo de 2019