En el jardín de la vida, los recuerdos de Jorge Nario López florecen como rosas eternas, recordándonos que en cada petalo hay amor, en cada espina hay fortaleza y en cada raíz hay humildad. Que su legado nos inspire a regar con bondad y cultivar con paciencia nuestros propios sueños, sabiendo que, como las rosas, el camino de la vida está lleno de espinas que solo hacen más valiosa nuestra belleza interior. Que su recuerdo nos guíe en la oscuridad, recordándonos que, así como las rosas, cada uno de nosotros tiene el poder de iluminar el mundo con nuestra única y preciosa luz.
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11 de mayo de 2019