En la fragilidad de la vida, recordemos a Jorge como un faro de amor y coraje, cuya luz ilumina nuestros caminos con resiliencia y gratitud. Su legado perdura, inspirándonos a abrazar la paz en medio de la tormenta y a cultivar la esperanza en nuestros corazones, como semilla de nuevos amaneceres. Que su memoria sea un recordatorio de que, aunque el dolor y la pérdida nos visiten, en el jardín de la vida seguimos floreciendo con cada desafío, fortaleciendo nuestros lazos de amor y abrazando cada día con renovada esperanza y valentía.
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30 de enero de 2020