En el legado de Juan Eduardo Elizalde Prado perdura el amor inquebrantable que alimenta nuestra esperanza, el coraje que despierta nuestra valentía, la resiliencia que fortalece nuestro espíritu, la gratitud que eleva nuestro ser y la paz que abraza nuestro corazón. Que su luz guíe nuestros pasos, que su memoria nos inspire a abrazar la vida con pasión y compasión, a enfrentar los desafíos con determinación y a cultivar la serenidad en medio de la adversidad. Unidos en amor y esperanza, su legado perdura en cada latido, recordándonos que el amor es eterno y la esperanza, inquebrantable.
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5 de diciembre de 2019