En honor a Juana María Fernández Romero, recordemos que en cada amanecer hay una oportunidad para abrazar con gratitud la vida, con valentía enfrentar los desafíos, con amor sanar las heridas, con resiliencia levantarnos una y otra vez. Que la paz interior sea nuestro faro en las tormentas, y la esperanza nuestra guía en la oscuridad. Recordemos que cada lágrima derramada es un recordatorio de nuestra humanidad y fortaleza. Que su memoria nos inspire a vivir con pasión, a amar con generosidad y a abrazar cada instante con la certeza de que el amor perdura más allá de la eternidad.
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4 de marzo de 2020