Que la luz del amor y la gratitud que Julieta irradiaba, guíe nuestros corazones en momentos de oscuridad. Su coraje y resiliencia siguen viviendo en nuestros recuerdos, enseñándonos que la paz interior es posible incluso en medio de la tormenta. Recordemos su valentía para abrazar la vida con esperanza, y así podremos encontrar fuerzas para seguir adelante, transformando el dolor en amor incondicional. Que su legado nos inspire a cultivar la bondad en todo lo que hacemos, extendiendo una mano amiga a quienes más lo necesitan. En cada amanecer, hallaremos su presencia reconfortante y su sonrisa eterna.
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27 de enero de 2020