En honor a Julio Durán Moraga, celebremos su legado de amor inquebrantable, coraje inspirador y gratitud profunda. Que su valentía nos guíe hacia la resiliencia, recordándonos que la paz interior es la mayor fortaleza. En cada desafío, cultivemos la esperanza como semilla de luz, permitiendo que florezca en nuestros corazones con humildad y compasión. Que su memoria sea un faro de bondad y su ejemplo una brújula de amor incondicional. Sigamos adelante con fe en el futuro, abrazando cada instante con la certeza de que el amor perdura más allá del tiempo y el espacio.
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12 de abril de 2020