En el jardín de la vida, Laura dejó semillas de amor y coraje que florecerán eternamente. Que su legado nos inspire a abrazar la resiliencia en momentos de adversidad, cultivar la gratitud por las pequeñas alegrías y encontrar paz en nuestros corazones. Que su luz siga brillando en cada amanecer, recordándonos que cada día es un regalo precioso. Que al mirar al cielo, sintamos su abrazo reconfortante y su sonrisa eterna guiándonos en nuestro camino. En su memoria, encontremos fuerza para seguir adelante, con amor y esperanza como guía.
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24 de abril de 2020