En el legado de Lidia Adriana Jalaf Olivares, encontramos un reflejo de amor eterno que nos inspira a abrazar la vida con coraje y gratitud. En cada amanecer, recordemos su resiliencia y su luz que vive en nosotros. Que su memoria sea un faro de paz que nos guíe en tiempos de incertidumbre, recordándonos que el amor perdura más allá de la distancia. Sigamos adelante con esperanza, sabiendo que su amor nos acompaña en cada paso que damos. En cada susurro del viento, encontremos su abrazo reconfortante que nos llena de fuerza y serenidad.
Publicado en el archivo
17 de febrero de 2024