En el legado de Lidia Issa Charat, florece una enseñanza eterna: que el amor, la gratitud y el coraje son el cimiento de la resiliencia. Que su memoria nos inspire a abrazar la vida con valentía, agradecimiento y compasión. En cada paso que damos, en cada lágrima que cae, recordemos que la paz verdadera nace del amor inquebrantable que habita en nuestros corazones. Que su luz permanezca encendida en nuestra propia jornada, recordándonos que, en cada amanecer, encontramos la fuerza para seguir adelante con esperanza y gratitud.
Publicado en el archivo
6 de diciembre de 2019