En el jardín de la memoria de Luisa Palma Risco florecen las semillas del amor y la gratitud, recordándonos que en la oscuridad también podemos encontrar luz. Su coraje y su resiliencia son la brújula que guía nuestros pasos en la tormenta, recordándonos que tras cada tempestad aparece un arcoíris de esperanza y bondad. Que la paz que habitaba en su corazón sea el eco que calme nuestras aguas turbulentas, recordándonos que cada día es un regalo precioso lleno de posibilidades. Que su legado nos inspire a abrazar la vida con valentía y ternura.
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27 de enero de 2020