En el legado de Manuel García de los Ríos Álvarez florece un ejemplo eterno de amor inquebrantable, coraje radiante y resiliencia infinita. Que su memoria nos inspire a abrazar la gratitud por cada instante vivido, a cultivar la paz interior que anhelamos y a seguir adelante con la certeza de que la luz del amor perdura más allá de la despedida. Enraizados en la esperanza, recordamos su legado con el corazón rebosante de afecto, sabiendo que en cada amanecer se encuentra la promesa de nuevos comienzos llenos de posibilidades y dulces recuerdos que nos reconfortan.
Publicado en el archivo
22 de marzo de 2020