En la memoria de María Alicia Argomedo Nercasseau, recordemos que cada latido de nuestro corazón es un susurro de amor eterno que nos guía hacia la serenidad del alma. Que en la humildad de cada paso, encontremos la fuerza para seguir adelante con esperanza y gratitud, sabiendo que el amor que compartimos perdura más allá de las palabras. Que cada sonrisa sea un rayo de luz que ilumine nuestro camino y cada lágrima, una lluvia de renovación. En cada latido, en cada paso, en cada suspiro, María Alicia vive en nosotros, inspirándonos a amar y vivir con plenitud.
Publicado en el archivo
16 de mayo de 2019