En el corazón de María Angélica Larraín Sanhueza brillará por siempre una llama de amor eterno que ilumina el camino de todos aquellos que la conocieron. Su coraje y resiliencia nos enseñan a enfrentar los desafíos con valentía y esperanza. Que su legado de gratitud y paz nos inspire a abrazar cada día con bondad y compasión, sabiendo que su espíritu vive en cada acto de amor que realizamos. Que su memoria nos guíe en momentos de oscuridad, recordándonos que la luz siempre prevalecerá si tenemos fe en el amor inquebrantable que nos une.
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9 de febrero de 2020