En el jardín de la vida, cada pétalo de gratitud que sembramos se transforma en un abrazo cálido que perdura en el tiempo. Que la luz de Maria Cheuquelaf Antilef, llena de amor y coraje, ilumine nuestros caminos en momentos de oscuridad. Que su memoria sea un recordatorio de la resiliencia del espíritu humano y de la belleza de amar sin límites. En cada suspiro, en cada latido, encontremos paz y fortaleza para seguir adelante, sabiendo que el amor es eterno y que la esperanza nunca desaparece. ¡Adelante, con el corazón lleno de amor y esperanza!
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24 de enero de 2020