En el jardín de la vida, el recuerdo de María Cristina florece con amor eterno, iluminando caminos de coraje y resiliencia. Su legado de gratitud perdura en corazones que buscan paz y esperanza en días grises. Que su memoria sea un faro de luz que guíe nuestros pasos con la fuerza del amor inquebrantable. En cada suspiro, en cada anochecer, recordemos su espíritu generoso y su sonrisa serena, inspirándonos a abrazar la vida con valentía y gratitud. En su ausencia, encontramos el regalo de seguir adelante, sabiendo que su amor nos sostiene desde el cielo.
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17 de septiembre de 2019