En la eterna memoria de María Cruz Istilart Arraztoa, recordemos que el amor y la gratitud nos guían en los momentos de tribulación. Que su coraje sea nuestro faro, su resiliencia nuestro ejemplo. En su honor, abracemos la vida con esperanza, nutriendo la paz interior que nos fortalece. Que cada amanecer nos recuerde la belleza efímera de la existencia, y que cada anochecer nos regale serenidad. Sigamos adelante con fe en nuestro corazón, sabiendo que cada paso en este viaje es una oportunidad para crecer y amar más profundamente.
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17 de marzo de 2020