En memoria de María Elena Domeyko Vigneaux, recordamos su legado de amor inquebrantable y valentía. Que su ejemplo nos inspire a abrazar la resiliencia en momentos de dificultad, a cultivar la gratitud en cada experiencia y a buscar la paz en nuestro interior. En el jardín de la vida, cada pétalo de amor que sembramos florecerá en felicidad compartida. Que su luz perdure en nuestros corazones, recordándonos que incluso en la oscuridad, la esperanza ilumina el camino. Que la memoria de María Elena sea un faro que guíe nuestros pasos con bondad y compasión.
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7 de febrero de 2020