Con el amor que María Elena irradiaba, recordemos su coraje ante las adversidades, su resiliencia inquebrantable y su gratitud por cada instante vivido. En su memoria, abracemos la paz que nos brinda la esperanza de un nuevo amanecer. Que sus enseñanzas nos inspiren a seguir adelante con valentía, a apreciar la belleza de cada momento y a cultivar la bondad en nuestros corazones. Que su legado nos recuerde que, incluso en la oscuridad, podemos encontrar luz. Que su ejemplo nos motive a abrazar la vida con gratitud y amor incondicional.
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8 de julio de 2019