En el amor eterno que María Elena irradiaba, encontramos coraje para abrazar la vida con gratitud, resiliencia para enfrentar la adversidad y paz para aceptar lo que no podemos cambiar. Que su legado nos inspire a valorar cada momento con amor incondicional, a enfrentar nuestros desafíos con coraje renovado, a levantarnos una y otra vez con resiliencia inquebrantable y a encontrar en la gratitud la fuerza para seguir adelante. Que su luz siga guiando nuestros pasos, recordándonos que la esperanza siempre florece en los corazones que se atreven a creer.
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4 de diciembre de 2019