En el jardín de la vida, los recuerdos de María florecen con amor y gratitud, iluminando nuestro camino con su coraje y resiliencia. Que su legado nos inspire a abrazar la belleza de cada instante, a encontrar paz en la incertidumbre y a sembrar semillas de esperanza en nuestros corazones. En su memoria, recordamos que el amor perdura más allá de las despedidas, y que cada desafío es una oportunidad para crecer en bondad y compasión. Que la luz que María irradió siga guiándonos en la oscuridad, recordándonos que el amor es eterno.
Publicado en el archivo
1 de octubre de 2019