Que la luz del amor que María Graciela irradiaba siga iluminando nuestros corazones con coraje ante la adversidad, resiliencia en las pruebas, gratitud por los momentos compartidos y paz en medio de la tormenta. En su memoria, recordemos que el amor es eterno y que cada día es una oportunidad para sembrar esperanza y alegría en el mundo. Sigamos adelante con valentía y compasión, sabiendo que su legado perdura en cada gesto de bondad. ¡Mantengamos viva su esencia en nuestros corazones y permitamos que su luz guíe nuestro camino!
Publicado en el archivo
17 de octubre de 2019